viernes, 4 de mayo de 2012

Lo siento, pero... ¡ADIÓS!

Escribo esta nueva entrada con cierta tristeza y a la vez con un sentimiento de alivio. Algunos pensaréis ¿y qué narices le habrá pasado a esta alma en pena?. Realmente no es nada grave, pero he evitado que pudiera serlo en un futuro. Hablo, nuevamente, de los periquitos.

Hoy por la mañana he aprovechado los pocos rayos de sol para echar un vistazo a los peris cuando me he encontrado a varios de ellos con machas de sangre. Sabía que detrás de esto debía estar el trío amoroso-peligroso: Urano-Naida-Natael. Fui uno por uno, buscando el causante y, palos más abajo, encuentro un posadero empapado de sangre, Natael y su pata. Miro hacia arriba y, efectivamente, Urano y Naida estaban involucrados en el suceso, restos de sangre.

En su época dócil con 4 mesecillos
Cuando dejé a Naida en la pajarera, Natael, su hijo y antigua pareja, no tardó en volver a cortejar y a emparejarse con ella. Mientras tanto notaba como Urano, desde la jaula de cría, observaba nervioso los movimientos sexuales que realizaban ambos en la pajarera y pude presenciar como se "picaban" últimamente. Viendo esto, no quería que se repitieran las mismas historias que en los meses anteriores porque Naida tiene ya un historial, y no precisamente muy bueno: a Olimpia, su hija, le arrancó un trozo de uña que, por suerte, acabó cayéndose y cicatrizó, a Dera la dejó con un aspecto penoso (sin plumas por un lado, dedos ensangrentados) y ahora Natael con la pata ensangretada, unido a su historial de genio conmigo, los picotazos y su carácter fuerte. Realmente ella no ha sido la agresora, pero sí indirectamente porque, por su culpa, dos machos que antes eran muy pacíficos, ahora están con las hormonas revolucionadas y enfrentados entre sí.
En la nidada de sep de 2011 ya mostraba posesión y agresividad
Así pues, no he dudado en llevármela e ir a la tienda de animales a intercambiarla por otro ejemplar. Nada más llegar he observado dos pequeños preciosos pero en ese mismo momento me vino el remordimiento y volví a mi casa. Por la tarde decidí bajar de nuevo y acabar con esta historia de una vez por todas. Uno de los dos que vi (y el que más me gustaba, un perlado cielo precioso) no estaba pero seguía el otro. Me la cambiaron y la observé por última vez en la jaula. Espero que las personas que te acojan te sepan cuidar y sepas tratar al resto de pájaros con más humildad y no con tanta territorialidad.

He de reconocer que al principio no me dio problemas pero tras su primera nidada se volvió agresiva, loca de los nidos, territorial y con muy mal genio (nunca antes un pájaro me había hecho sangre en los dedos como ella...)

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